miércoles, 27 de enero de 2010

“Alberto Fernández fue un hombre de Magnetto en el Gabinete”


Por Néstor Leone Carlos Kunkel, diputado del Frente para la Victoria, denuncia un proceso de desestabilización contra el Gobierno y apunta contra el Grupo Clarín

Es uno de los dirigentes más cercanos a Néstor Kirchner, y uno de los que más lo conoce. De hecho, su nuevo despacho en el Congreso está a metros de la oficina de su jefe político, y la banca que ocupa en el recinto, a su diestra. Muchos años de fidelidad reconocida avalan esa ubicación. Por eso, cuando Carlos Kunkel habla, siempre mordaz y con frases altisonantes, no es un diputado más el que lo hace. Sus palabras adquieren otra significación y sus dichos, otro peso. En esta oportunidad, le cuenta a Debate algunos pormenores del acuerdo político implícito que existía entre el Gobierno y el Grupo Clarín, las razones de la ruptura y el rol de Alberto Fernández. Además, habla de la oposición, la carrera a 2011 y el futuro del gobierno.
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Se cerró el círculo del golpe en Honduras

El conservador Porfirio Lobo asumió como presidente de Honduras, en un acto efectuado en el Estadio Nacional de Tegucigalpa que puso fin al régimen de facto que gobernó siete meses tras el golpe de Estado. Por la madrugada, el Parlamento hondureño aprobó una amnistía general. Ayer la Corte Suprema había sobreseído a los militares golpistas. El mandatario depuesto, Manuel Zelaya, se irá mediante un salvoconducto a República Dominicana.

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LOS NIÑOS DE HAITÍ - Materia Prima del Capitalismo

LOS NIÑOS DE HAITÍ

Materia Prima del Capitalismo

Por: Jorge Mier Hoffman

No fue un terremoto de 7.3 grados en la Escala de Richter lo que destruyó un 70 % las construcciones en la República de Haití; como tampoco es culpa de los huracanes los causantes de los miles de muertos que cada año azotan esa digna población a la que la América entera le debe su libertad e independencia.

Si bien es cierto que los fenómenos sísmicos y meteorológicos causas estragos a nivel mundial, el grado de intensidad del que impactó en Haití no hubiera tenido tal consecuencia catastrófica, como no ocurrió en República Dominicana y otras islas circunvecinas que también fueron sacudidas con igual intensidad.

Entonces ¿Qué pasó en Haití?

No es producto de una maldición como asegura el Psicópata Pastor Pat Robertson que ha hecho de la religión un negocio mil millonario para captar ignorantes incautos estadounidenses. .. Lo que llevó a la desgracia a los haitianos fue el CAPITALISMO que con su egoísmo, perversión, inhumanidad, insensatez, insensibilidad, avidez de riqueza y corrupción, destruyó la nación hasta sus cimientos con un saldo de más de 200 mil muertos y más de 4 millones de damnificados.

Un CAPITALISMO que por décadas ha sacudido las finanzas del estado haitiano con la intención premeditada de llevar a la población a la miseria, destruir su economía y sembrar su tierra de muerte y miseria atroz, donde miles de niños deambulan como zombi sin mayor futuro que el de competir con las alimañas para obtener algo que comer.

Estadísticamente en función a su población, Haití aporta el mayor porcentaje de los 25 mil niños que mueren cada día en el planeta por causas de la hambruna que afecta el 70 % de la población mundial. La Organización Mundial para la Salud, OMS, arroja estas cifras espeluznantes: 600 millones de niños en el mundo son víctimas de la pobreza; 100 millones viven en las calles, 150 millones de niñas y 73 millones de niños son explotadas en el comercio sexual. De esa cifra 56 millones de niños menores de 15 años de edad están en América, lo que representa un 10 % de todas esa injusticia social que impera en el planeta.

Pero existen otras cifras que ninguna organización se atreve a señalar, porque son manejadas secretamente por el CAPITALISMO, lo que demuestra el interés de que la pobreza continúe siendo “Materia Prima del Capitalismo”. Se refiere a que los niños pobres del mundo aportan al Capitalismo: el 90 % del tráfico de órganos para los trasplantes, el 90 % de la sangre para las clínicas privadas y el 99 % de todo el comercio mil millonario de la adopción de menores.

¡No es la primera vez que Haití ha sido impactada por un vendaval!

El 12 de enero fue devastada por un terremoto que arrasó con las viviendas de los pobres y toda la infraestructura mal construida de la nación

Pero como siempre ha sucedido en el pasado, la nación saldría de la crisis con la misma dignidad de haber sido la Primera República Negra del Planeta y la que marcó el paso hacia la independencia del Continente Latinoamericano. Sólo que esta vez el CAPITALISMO, con sus ansias de poder y riquezas en la clara intención de invadir Haití, escribió un GUIÓN para manipular el intelecto de millones de televidentes que son adictos a la información de CNN y sus filiales, que como una droga alucinógena manipula la verdad para crear una realidad virtual.

lunes, 11 de enero de 2010

Independencia

Independencia (Pàgina/12)

Por Alfredo Zaiat

El concepto de independencia del Banco Central se ha instalado en el debate económico como un valor por encima de las instituciones democráticas. Es una idea que permite ocultar la influencia que ejerce el poder financiero sobre las autoridades de la entidad monetaria. Se trata de una concepción conservadora y corporativa del diseño de la política económica que la ortodoxia ha conseguido imponer en el sentido común de la sociedad. Tan contundente ha sido ese logro que hasta dirigentes del centroizquierda la defienden en peculiares alianzas discursivas. Resulta misterioso ese triunfo cultural de considerar la independencia del Banco Central como una estrategia sensata. Dos antecedentes recientes enseñan que esa autonomía provoca fabulosos descalabros económicos y sociales. Esa independencia, o sea tener la capacidad de instrumentar una estructura normativa de escaso control a los bancos y favorable a los intereses de los banqueros, estuvo en su máximo apogeo al momento de desencadenarse dos crisis extraordinarias: la debacle de Wall Street con la crisis subprime y el derrumbe bancario en Argentina con el corralito y la pesificación asimétrica. Estos antecedentes deberían abrir el cuestionamiento a la “independencia” del Banco Central.

Si se quiere una idea conservadora, antipolíticas y de preservación de intereses de minorías privilegiadas, no hay que buscar mucho. Se encuentra en la expuesta con la “independencia” del Banco Central. En su esencia, considera que los gobiernos tienen objetivos de corto plazo y, por lo tanto, tentados a la demagogia. Para frenar esa tendencia de los políticos a impulsar estrategias expansivas, que implicarían acelerar el descenso del desempleo o disminuir la tasa de interés para ampliar el crédito productivo, se necesita de un factor de contención de esos “despropósitos” económicos. Con aura de técnico experto, alejado de las miserias del mundo terrenal, emerge entonces el economista ortodoxo que reúne las características para ser seleccionado para ejercer el cargo de presidente del Banco Central con posterior ratificación del Senado. Ese funcionario tendrá la misión de limitar el riesgo de ese eventual desequilibrio que derivaría en inflación provocado por las ambiciones de los políticos.

De esa forma colisiona la supuesta irresponsabilidad cortoplacista de políticos contra la prudencia de economistas que dicen saber cómo evolucionarán las variables, en especial la inflación, si no se respetan ciertos equilibrios macroeconómicos. Esa concepción considera que las máximas autoridades de un gobierno estiman que su suerte electoral depende del nivel de actividad económica y el empleo. Por ese motivo, demandan políticas monetarias expansivas, medidas que una banca central debería resistir si es “independiente” para evitar un proceso inflacionario. Así se constituye en forma indirecta, a través de la estrategia monetaria, un dispositivo conservador de la política de ingresos dado que institucionaliza la amenaza de una mayor desocupación en el supuesto de que no se verifique una limitación en materia salarial, que en caso de excesos provocaría inflación. Para la visión ortodoxa la misión única de la banca central es preservar el valor de la moneda y la inflación es su principal enemigo. Toda la política económica debe estar subordinada a esa meta. Así el presidente del Banco Central se convierte en la figura rectora de la gestión económica. En la práctica y llevado al extremo, es la constitución de un poder autónomo dentro del espacio de gestión del poder político. Un ministro de Economía no necesita el aval del Senado para su designación ni para su remoción como establece la Carta Orgánica del BCRA para su presidente. Y ambos tienen sus respectivas cuotas de responsabilidad sobre la gestión del rumbo de la economía. Pero el titular del Palacio de Hacienda tiene la máxima y no goza de esos mecanismos institucionales de protección del presidente del Banco Central. De ese modo se ha ido consolidando la inconsistencia de otorgar autonomía a un área fundamental para el diseño de una política económica coordinada. El Banco Central se ubica en el lugar de confiable para los agentes económicos cuando su conducción interviene según su parecer, aunque estuviera en contradicción con la estrategia gubernamental. Esa credibilidad significa en los hechos que la autoridad monetaria se desprende de la responsabilidad inmediata con respecto al desarrollo de la economía real. La “independencia” se entiende como la facultad del presidente del Banco Central, desde el punto de vista institucional y práctico, para tomar las decisiones que considere más acertadas, sin previa ni posterior interferencia de ninguna otra autoridad. Resulta peculiar este pensamiento sobre la calidad institucional que coloca en un segundo plano la calidad de la representación democrática. Un rasgo característico de esa corriente es “que tiende a considerar a los gobiernos electos como agentes insensatos, ineptos y oportunistas; en tanto considera a las autoridades monetarias como agentes sensatos, idóneos y consustanciados con los intereses de los ciudadanos”, explican los economistas Martín Abeles y Mariano Borzel, en el documento del Cefid-Ar Metas de Inflación: implicancias para el desarrollo. Para agregar que “la propuesta de independencia de la autoridad monetaria conforma, desde la perspectiva teórica de, por ejemplo, la ciencia o la filosofía política, un esquema institucional manifiestamente ‘elitista’ que, al independizar a la autoridad monetaria de los gobiernos electos, excluye al soberano (electorado) de toda influencia sobre uno de los resortes fundamentales de la administración macroconómica”. Sólo la presencia dominante del pensamiento ortodoxo en la esfera de la economía puede sostener ante la sociedad ese contrasentido.

La evidencia empírica de las últimas dos décadas ha mostrado que esa forma de organización ha provocado mayores descalabros económicos que la inflación en el nivel de actividad y del empleo. Los banqueros centrales de la realidad, no los que se esbozan en marcos teóricos, no poseen el poder sobrenatural de ordenar las variables económicas que le brindaría la independencia del gobierno. El caso más paradigmático ha sido el del otrora poderoso presidente de la Reserva Federal (banca central estadounidense), Alan Greenspan. El hombre de las finanzas mundiales de los noventa con su “independencia”, la reverencia del poder político y las alabanzas del mundo financiero fue perfeccionando un sistema de casino global. Ese mercado especulativo a escala mundial explotó con la crisis de las hipotecas subprime. La caída del Muro de Wall Street, que precipitó la mayor recesión mundial desde el crac del ’29, dejó en evidencia la profunda debilidad de ese cuadro teórico acerca del funcionamiento del Banco Central.

Otro caso impactante, por el elevado costo económico y social de la “independencia” de la entidad monetaria, fue la convertibilidad, con el desenlace del corralito y la pesificación asimétrica. La experiencia histórica revela que las caídas del Producto durante el ciclo recesivo son más pronunciadas cuando mayor sea la independencia de la banca central. Esto se verifica porque las autoridades de la entidad monetaria sobreactúan su firmeza frente al poder político, que reclama flexibilidad para superar rápido la crisis, para defender lo que consideran su “credibilidad” e “independencia”.

La banca central debe estar al servicio del crecimiento económico y del empleo, con tasas bajas que alienten la inversión, y cuidando de ese modo el valor de la moneda. Este se protege cuando la tasa de inflación está controlada, a la vez que se fortalece con el vigor de la actividad económica. Estos múltiples objetivos requieren de coordinación de la política fiscal, de ingresos y monetaria con sintonía fina de la gestión económica global. La independencia del Banco Central atenta contra esa forma alternativa de funcionamiento y organización de la economía cuyo objetivo es el interés general.

azaiat@pagina12.com.ar

DECLARACION DE CARTA ABIERTA TUCUMAN S/ASUNTO BCRA

Obedezca, Niño Pérez!!!

DECLARACION DE CARTA ABIERTA TUCUMAN


La actitud de Hernán Pérez, golden boy del menemismo devenido en Martín Redrado luego de su paso por la Comisión Nacional de Valores, es claramente temeraria e irrespetuosa de la voluntad popular: se alzó contra el gobierno de CFK y su intento de canalizar los recursos y el excedente económicos en un sentido compatible con el crecimiento soberano de nuestra economía y de la inclusión social.
Pérez es hombre de paja de la rosca oligárquico-financiera enquistada en puntos claves de la economía. Luego de su mise en scène corrió a refugiarse en los brazos de sus socios y mandantes: los Cobos, Prat Gay, Macri, Morales, Carrió, y el émulo de acróbata chino Solanas, quienes, al decir de Martín Fierro, encontraron un juez amigo para que santifique la actitud sediciosa de la oposición, teñida de una insostenible "defensa de las Instituciones".
Asimismo, es el mascarón de proa de la Patria Financiera, que suma a los nombrados a Santibáñez, De La Rúa y todo el demoprogresismo porteño, quienes se unieron aprobando el blindaje y el corralito y ahora parecen rasgarse las vestiduras, derramando su falso llanto por el peligro de los dineros del Pueblo, cuando fueron ellos mismos quienes, de una forma o de otra durante los últimos treinta años, dirigieron la política financiera que terminó con la destrucción del Estado Nacional y de las economías regionales, arrojando a millones de compatriotas a la desesperación y sin futuro.
lo les interesa satisfacer su insaciable avaricia; prefieren la especulación financiera a la producción, el rol de factoría al de país con desarrollo industrial, el de republiqueta aislada y no el de integrante de una Unión Sudamericana.
Estos son los herederos de Mitre y de la Revolución Libertadora, la cría dejada por Martínez de Hoz y Cavallo, los que no están dispuestos a tolerar ningún gobierno que, apoyándose en su origen democrático y popular, oriente su gestión hacia un desarrollo económico independiente de los centros mundiales de poder, que genere empleo genuino y siente las bases para el crecimiento industrial.
Por ello, se lanzaron contra la decisión soberana de la Presidenta de liberar los fondos para el canje de la deuda en condiciones más ventajosas y no de genuflexión al Moloch del Norte.
Desde CARTA ABIERTA TUCUMÁN, consideramos que esta crisis no se puede prolongar como la generada por la resolución 125. Es necesario acabar con los nidos de liberalismo que permanecen en el aparato del Estado y, en tanto se elabore una nueva ley de Entidades Financieras que reemplace a la de 1977 de la Dictadura de Videla y Martínez de Hoz, que el gobierno convoque a los trabajadores a permanecer alertas, pues esto no es más que el principio de otro intento de las clases dominantes de aislar al gobierno hasta esterilizarlo o provocar su caída: mientras Cobos se prueba el traje, la Sociedad Rural y sus socios imperiales se frotan las manos, al tiempo que disfrutan del lamentable espectáculo de todas las variantes de la izquierda antinacional, desde Binner al PO, la CCC y el coro progresista de Pino Solanas.
Es necesario imponer en el Banco Central una conducción patriótica y defensora de la voluntad popular.
Si nos demoramos en esta tarea, serán crecientes los peligros de la desestabilización.

San Miguel de Tucumán, 8 de Enero del 2010


CARTA ABIERTA TUCUMAN.

lunes, 4 de enero de 2010

Postulaciòn de Mujeres Tucumanas



Unión de Mujeres de la Argentina.

1910- 8 de Marzo- 2010CENTENARIO 1810- 25 de Mayo- 2010 Bicentenario La Unión de Mujeres de la Argentina informa que el JURADO 8 DE MARZO- MARGARITA DE PONCE quedó constituido por: Hermana Martha Pelloni, Estela Carlotto, Cristina Escofet Nelly Minyersky, Clara Zappettini, Fanny Mandelbaum, Mirtha Schalón, Patricia Barbado, Leonor Manso, Nora Cortiñas. Presidido por la presidenta de la UMA María Inés Brassesco.

En su primera reunión, el 7 de diciembre del presente año, el jurado acordó, ampliarse con la participación de las personas que recibieron la mención en las diferentes provincias:Salta: Violeta CarriqueJujuy: Inés Irene PeñaMendoza: Gladys RavalleCórdoba: Ana GrittiChaco: Esther Staroselsky de Jaráz Corrientes: Esther BarSanta Fe: Vivian VladimirskyChubut: Viviana Coronel.La Pampa: Lucy Abram de Cornelis Esta ampliación tiene por objetivo la postulación y entrega de la estatuilla “8 de Marzo Margarita de Ponce” a mujeres de todas las provincias del país, en homenaje al Centenario del 8 de Marzo y Bicentenario del la Revolución de Mayo. Las condiciones para la presentación de las menciones son las siguientes:

- Las propuestas deben ser presentadas por una organización o en su defecto por un conjunto de compañeras o compañeros, con firma y número de documento.-

- No se aceptarán auto propuestas.-

-Para ser consideradas, las postulaciones deben estar acompañada por una breve historia de vida, en la que figure donde actuó, que hizo, que hace, su coherencia y compromiso en la labor que desempeña.-

- La actividad realizada debe estar atravesada por el análisis y la perspectiva de género.-

Las Propuestas deberán ser enviadas al correo electrónico: Umarg@ciudad.com.ar , o por correo postal a Urquiza 65 2º piso departamento 34. CP 1215. CABA.

Calendario del Jurado. Próxima reunión el 18 de diciembre de 2009.Las propuestas se recibirán hasta el 5 de febrero de 2010. Dicho día se reunirá el Jurado.La elección de las mencionadas se hará el 12 de Febrero de 2010.- Los rubros a tener en cuenta son:Aporte de género a la cultura artística en sus diferentes expresiones.Aporte de género a los derechos humanos y luchas sociales.Aporte de género a la lucha de los pueblos originarios.Aporte de género a la teoría y práctica, social, política, deportiva, en la ciencia y técnica. El Jurado tiene el compromiso de entregar la estatuilla”8 de Marzo Margarita de Ponce” a mujeres de la mayoría de las provincias del país.Sin otro particular y a la espera de propuestas.


Saluda cordialmente Por el Jurado.María Inés Brassesco

Unión de Mujeres de la Argentina. Asociación Civil No. 479 Inspección. General de Justicia Organización No Gubernamental,
Miembra de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, Con Estatuto I ante el Consejo Económico Social de las Naciones Unidas. Con Estatuto B ante la UNESCO. Inscripta en el registro de la OIT. Con Estatuto Consultivo ante la UNICEF. Miembra Fundadora e Integrante de FEOMA Federación de Organizaciones de Mujeres de la Argentina.

Carta abierta al Compañero Pino Solanas

Compañero Pino:
Como esas adolescentes que le cuentan al diario lo que el príncipe jamás leerá, quiero decirle cosas que no escuchará. Pero es que las palabras (sobre todo si están escritas) no son de nadie porque son de todos. Y como mis amigos me bancan ...Estamos todos viejos (basta mirarle la panza a Pepe Mujica), somos todos compañeros.Sin embargo en los comienzos y por mucho tiempo, usted fue uno de mis maestros.Tenía 20 años, el pelo muy largo y renegrido, cuando con algunos compañeros militantes del sindicato de campesinos salíamos por los pueblitos perdidos a compartir reflexiones con los trabajadores. El disparador era su película "La hora de los hornos". El proyector estaba a cargo de un viejo gringo con un apellido tan enrevesado como Incatasciata que, mirado a la distancia, además de lo que cobraba por trasladar el proyector tamaño baño y ruido de generador villa en su Estanciera y proyectar la cinta, algo de simpatía debía sentir por estos jóvenes locos que invertían sus fines de semana en andar por la polvareda a escondidas de los patrones.
Luego fue "Conducción política, táctica y estrategia", ese largo reportaje al viejo Perón. Revisar, reescuchar y discutir, básicamente entre los militantes y aquellos campesinos que tuviesen el aguante para tan largo ensayo. Debo confesar que siempre tuve alguito para desconfiarle al viejo y que, como buena escriba, cada vez que me mandaban a hacer un panfleto, folleto o lo que fuere, le buscaba la vuelta para no santificarlo. De puro contrera nomás.
Después vino la democracia con su llamada primavera camporista (la más corta desde los romanos a la fecha) y luego el Perón al poder (sapos de Ezeiza y Chabela & Lopecito mediante). Fue por entonces cuando dejé de militar porque se hacía imposible un trabajo político por la persecución de las AAA, porque no entendía que hubiese que acompañar una acción armada que ponía en riesgo a un altísimo porcentaje de militantes o simples trabajadores que no habían hecho más que pelear por sus derechos y porque me moría de miedo (lo heroico nunca fue lo mío salvo en la poesía épica).
Hoy invertiría el orden poniendo en primer lugar el cagazo, en segundo las listas negras y en tercero porque sentía ir en contramano de los hombres y mujeres del pueblo por quienes había considerado correcto ese lugar de militancia si con ellos deseaba compartir el camino. Allí, creo hoy, mi granavance. En medio de la adrenalina, el fracaso y la pulsión de supervivencia, pude comenzar a construir la idea de que no siempre - y es deseable que nunca -el poder debe nacer de la boca de un fusil. Una revisión también de esa concepción enraizada en las ideas de Sartre, Fanon y tantos otros que en la década del 60 (más allá de lo poco que se podía leer de Sartre por lo complicado que era el viejo para las neuronas terrestres) legitimaban la violencia de los dominados, cuando hasta ese momento la violencia sólo había sido bendecida para los dominadores. No viene al caso abundar en eltercermundismo y la teología de la liberación para quienes proveníamos del cristianismo.
En esas corridas perdí todo (afane en allanamiento mediante). Entre las ropitas de bebé de mi primera hija, los apuntes, libros de Fanon, fotos de casamiento y cartas de amor dos tesoros devenidos ya en bienes personales: dos enormes cajas de aluminio redondas donde se enrollaban La hora de los hornos y Conducción política.Después la hecatombe, el dolor en el estómago como estado natural. Cuando ya casi creía que era cierto que habían venido para siempre, la pequeña luz. El exilio de Gardel como metáfora maravillosa del dolor de ausencia. La democracia, con sus esperanzas y sus desencantos. La enorme compañía que me dio su actitud valiente, coherente durante el menemato que le costó un dolor de piernas no reumático.
Y por mucho tiempo la espera de cada película suya, de cada reportaje. Corroborar que reflejaba lo que muchos sentíamos: la sabiduría que da el fracaso y la esperanza que se resiste a no intentar los sueños, vicio congénito de nuestra generación.
Cada vez que su candidatura se me puso a tiro lo voté. Aun en su postulación a presidente, a sabiendas de que sería nuevamente del bando de los perdedores, porque siempre pensé (acompañada por usted) que más vale perder por una causa justa que ganar bajándose los lienzos.
Cuando lo veo al lado de De Narváez, Carrió (sus declaraciones son iguales a las de la pitonisa!), Macri, ¡Duhalde! la verdad, creo que se le aflojó el cinto y me imagino la sonrisa compadecida del viejo Incatasciata (por mí y por usted)... Estoy segura de que lo que busca es una mejor posición para negociar con el oficialismo y me parece bien. Lo que me parece doloroso es que deba hacerse de cualquier manera. Cuando sostenemos que no de la boca del fusil ¿no es acaso lo que dicen sus películas y sus propuestas condenadas de denuncia pero preñadas de esperanza y caminos posibles? no estamos diciendo que junto a los fusiladores ¿no? (hablando de eso... no sé si en el bando donde se paró ayer no habrá algún autor intelectual de los balazos que casi lo dejan de a ruedas.
¿Es que la construcción de un pequeño pero coherente espacio, trabajoso y lento donde estamos tantos es despreciable? ¿Los nadies no son nadie? Creo que no.Espero que no. Veremos qué hace en el parlamento aunque, a decir verdad, Claudio Lozano ya tuvo agachadas en nombre de la diferenciación. ¿No es acaso un espacio de real centro izquierda ¡qué poco pedimos ya, compañero Pino! El ámbito privilegiado para la diferenciación y la construcción de lo nuevo?
No voy a rifar un amor de tanto tiempo por una sola canita al aire... Pero se lo quiero decir a tiempo. Le ando sintiendo un perfume que no es el mío. Ya se sabe, las que no nos cocinamos en un solo hervor, hemos pasado ya varios desengaños amorosos... no moriré en este.
Pero de sobrevivir ya está bastante. De vivir se trata y, ya se sabe, la vida y la dignidad tienen un mucho que ver con las elecciones. No vaya a ser que de tanto ver elecciones truculentas elija mal el lugar donde sentarse.

Entrevista al compañero Carlos Suarez, recientemente fallecido


"El 11-S fue producto de un autoatentado armado por la Cia y el Pentágono"Es la hipótesis que manejó el periodista y escritor Carlos Suárez para un arduo trabajo de investigación que comenzó en el 2002 y finalizó el año pasado con la publicación del libro “Torres Gemelas-Pentágono y Cia”. El autor sostiene que “desde los 80 Bin Laden es uno de los principales agentes de la Cia en Medio Oriente”.El viernes Suárez presentó su libro en la sala Paco Urondo de la librería El Griego. “El trabajo de investigación lo inicié en el 2002 y el libro se publicó en el 2008, aunque durante el 2003 y 2004 salió como anticipo en algunos folletos. Lo hice en conjunto con otros investigadores y periodistas argentinos y latinoamericanos como Estela Calloni, Norberto Balazo y otros. El libro ya fue presentado en Rosario, Córdoba, Mendoza y otras provincias”, comentó el periodista Carlos Suárez, autor de Torres Gemelas-Pentágono y Cia. Autoatentados. El pacto oscuro detrás del 11- S. El texto fue presentado ayer en la sala Paco Urondo del la librería El Griego. Durante su paso por la provincia, Suárez con total predisposición dialogó con TucumánHoy.com. “La hipótesis que manejo es que el 11-S fue producto de un autoatentado armado por la Cia y el Pentágono para tener el pretexto de intervenir Afganistán e Irak esto se sustenta con los testimonios de los que ayudaron después del atentado, es decir los de la Cruz Roja, bomberos, técnicos. Todas personas expertas en siniestros que se dieron cuenta de algunos puntos flojos. Principalmente que la forma en que se derrumbaron las torres solamente se puede producir a través de una implosión, o sea una explosión interna con cargas colocadas con anterioridad que hicieron coincidir con el choque de los aviones”, explicó el especializado en asuntos de política nacional y latinoamericana. “Lo particular”, continúa “es que los aviones comerciales tienen prohibido volar por zona céntrica, quienes violan esa normativa son interceptados por aviones militares que los desvían de su trayectoria”. Esto no sucedió, al contrario “luego de que caen las torres gemelas pasaron 50 minutos y no apareció ningún avión militar lo cual indica que fue una zona liberada”. A su vez, expresó que “en el otro atentado, el del Pentágono, donde supuestamente chocó otro avión, nunca se encontró el fuselaje, ni cadáveres, por lo tanto, indudablemente no hubo choque de avión sino que fue un proyectil”. ¿Cuáles fueron las principales fuentes que utilizaste en la investigación? En principio, diversas redes de internet que iban difundiendo todo esto. Luego comencé a meterme en la web. A su vez me puse en contacto permanente con periodistas como Estela Calloni, que tiene muchos documentos y bibliografía, por lo tanto logramos una base de datos en conjunto que fuimos estudiando. De esta manera me encuentro con documentos del ex ministro de Defensa de Alemania, ministro de Medio Ambiente de Inglaterra, Francesco Cossiga, ex presidente de Italia, todos coinciden en que la Cia y el Mossad son autores intelectuales y materiales de la conspiración. “Los autoatentados en Estados Unidos no son nuevos” Mencionó, quien fue miembro del consejo superior del Movimiento Peronista Montonero. Y agregó: “Estados Unidos históricamente utilizó esa política para justificar declaraciones de guerra, invasiones y determinadas políticas intervencionistas”. ¿Por qué se acusó a Bin Laden o Alkaeda del atentado? Desde los 80 Bin Laden es uno de los principales agentes de la Cia que cumple funciones en extremo y Medio Oriente. Alkaeda participó de la guerra en Afganistán, Chechenia, Yugoslavia siempre para la Cia. Bin Laden es un doble agente que hizo las veces de chivo expiatorio para que le echen el fardo de todo esto. En este sentido, a una semana de la reelección de Bush, cuando todas las encuestas decían que perdía aparece Bin Laden diciendo por tv que está preparando un nuevo ataque, lo que desató mucho pánico en la población lo cual se volcó a favor de Bush. Incluso el equipo de producción que arma todos estos discursos de Bin Laden es el mismo que el de películas como Duro de matar. ¿Cuál fue el impacto en la sociedad norteamericana? De acuerdo a las encuestas, más de la mitad de la población no cree en la versión oficial. Un 30 y 40% sostiene que fue un hecho interno, preparado por el gobierno. Incluso existe un movimiento que los 11 de cada mes salen con pancartas en distintas ciudades exigiendo el esclarecimiento. Además hay demandas penales de abogados que representan a 400 familiares de las víctimas de las Torres Gemelas que acusan a Bush y todo su gabinete de haber planificado esto. El autor Carlos Suárez es periodista y escritor especializado en asuntos de política nacional y latinoamericana. De hecho, es profesor de Historia de América Latina en la UBA y en universidades de México y de Italia. Militante peronista, fue miembro de Prensa del Frejuli y del PJ, integrante de la mesa nacional de Intransigencia y Movilización Peronista, y miembro del consejo superior del Movimiento Peronista Montonero. Sebastián Ganzburg sebaganzburg@gmail.com

Salutaciòn

Estos tiempos calientes, confusos, los profetas del odio pululan por los diarios. Y nosotros, en medio del tumulto, apretando los dientes, cuidando la esperanza. frágil, pequeñita, pero nuestra,

Tan nuestra como la Patria, libre y soberana. Cuando suenen las doce y lleguen los abrazos, Guardemos uno para abrazar los sueños, y ahí nos encontramos

Con el amor de siempre

Rubén Amaya

Thomas Stawowiok: HÈROE DE LA RESISTENCIA POR LA JUSTICIA SOCIAL

Thomas Stawowiok, miembro de la UES, Uniòn de estudiantes secundarios, frente polìtico estudiantil en colegios secundarios de la organizaciòn MONTONEROS, desapareciò el 21 de febrero de 1978, a los 20 años de edad, a la salida de la fàbrica donde trabajaba como quìmico.-El caso Stawowiok fuè abandonado en 2004 por la fiscalìa de Nuremberg, ya que ha diferencia del caso Elizabeth Kassemann, cuyos familiares lograron años despuès que fuera entregado su cuerpo, hasta ahora no se habìa encontrado el cadàver.

Segùn lo informado ayer (23-12-09) por los medios alemanes, la pista de Stawowiok se recuperò para sus familiares hace aproximadamente un año, despuès de que su padre, Desiderius, de 84 años, viajara a Buenos Aires al recibir el aviso de que uno de los cuerpos hallados en agosto de 2004 en una fosa comùn de Lomas de Zamora podrìa corresponder a su hijo desaparecido.
El Equipo Argentino de Antropologìa Forense (Eaaf) cotejò las huellas genèticas del esqueleto en cuestiòn con las de Desiderius Stawowiok, lo que permitiò la identificaciòn del cadàver como el de su hijo,y, ahora, la apertura de las diligencias, FUNDAMENTADAS EN LOS RASTROS DE TORTURA E INDICIOS DE ASESINATO.

Con esto, la fiscalìa de Nuremberg retoma una causa iniciada ya en 1990 por varios casos de CIUDADANOS ALEMANES.-Se abre asì el sumario contra los ex-dictadores JORGE RAFAEL VIDELAY EMILIO MASSERA.En aquel momento, las diligencias se centraron en el secuestro y desapariciòn de Elizabeth Kasseman, ESTUDIANTE DE TEOLOGÌA E HIJA DEL PASTOR LUTERANO ERNST KASSEMAN y de Klaus Zieschank, mientras que ahora lo hace en el caso de Stawowiok, EN CUYO ESQUELETO APARECEN MUESTRAS DE HABER SIDO EJECUTADO, segùn informaciones del diario NUREMBERG NACHRICHTEN.

La apariciòn del cadàver ha posibilitado la apertura de nuevas diligencias, puesto que hasta ahora lo único que se tenìan eran indicios de su desapariciòn y secuestro, PERO NO DE ASESINATO.
La compañera Kasseman fuè vista por ùltima vez con vida en marzo de 1977, en que fuè secuestrada, posteriormente torturada y finalmente ejecutada en Monte Grande,provincia de BA.AS.-Zieschank, fuè detenido por civiles armados en San Martìn,pcia.de Bs.As, y tras ser conducido a los centros de La Tablada y Moròn, FUÈ ESTRANGULADO Y SU CADÀVER SUPUESTAMENTE LANZADO AL MAR, segùn las informaciones recabadas en su momento por la justicia alemana.-

Compañeros Stawowiok,Kasseman y Zieschank,¡ PRESENTES, HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!.-
LOS PUEBLOS QUE PIERDEN LA MEMORIA VUELVEN A REPETIR LA HISTORIA.-
POR VERDAD Y JUSTICIA.-
LA RESIGNACIÒN NO HACE HISTORIA.-

COMISIÒN DE HOMENAJE A LOS HÈROES DE LA RESISTENCIA POR LA JUSTICIA SOCIAL.-


DAVID LANUSCOU.-
24-12-09.-

El nieto número cien recuperó su identidad.

COMUNICADO DE PRENSA

Matías Espinosa comprobó que es hijo de Tulio Valenzuela.

Tulio Valenzuela y Norma Espinosa se conocieron a mediados de 1974
cuando militaban en la columna oeste de Montoneros, por la zona de San
Justo. A fines de ese año, Tulio y Norma comienzan una relación de
pareja. Alrededor de mayo-junio de 1975, Tulio fue trasladado por la
Organización a Santa Fe y Norma –quien trabajaba como docente- lo
acompañó.

Allí convivieron cerca de un mes y en julio de 1975 Norma quedó
embarazada. Poco después, la pareja decide separarse. La joven regresa
a Buenos Aires, se desconecta de la militancia y va a vivir a la casa
de sus padres a la espera del nacimiento de su hijo.

Matías nació el 6 de marzo de 1976 en Lomas de Zamora. Cuando tenía
aproximadamente seis meses, su madre organizó un encuentro con Tulio
para que se conocieran. En ese momento, Tulio no lo puede reconocer
dándole su apellido debido a su situación de clandestinidad, fruto del
terrorismo de Estado.

El joven se crió con su madre y sus abuelos maternos. Matías terminó
el secundario y estudió Educación Física. Actualmente, se dedica a la
docencia. A pesar de que desde niño su madre le contó detalles
referidos a su padre, fue durante su adolescencia cuando Matías
realmente tomó conciencia de que su padre era Tulio Valenzuela y que
se encontraba desaparecido.

Es en ese momento cuando se acercó por primera vez a Abuelas, donde le
facilitaron el contacto con sus tíos paternos en San Juan. En 2009,
luego de la restitución de Sabrina (su media hermana, hija de Tulio
Valenzuela y Raquel Negro), Matías se acercó nuevamente a las Abuelas
desde donde fue derivado a la Comisión Nacional por el Derecho a la
Identidad (CONADI) para realizarse los estudios genéticos que
permitieran corroborar su filiación.

El 30 de junio de este mismo año, los resultados confirmaron que es
hijo de Tulio Valenzuela. De inmediato Matías se puso en contacto con
su hermana Sabrina, viajó a conocerla a Rosario y comenzaron una
estrecha relación, en la que comparten el afecto y la historia de un
padre desaparecido por el terrorismo de Estado.

Las Abuelas celebramos, al finalizar el 2009, el reencuentro de dos
hermanos, y brindamos por el encuentro.


Buenos Aires, 21 de diciembre de 2009.

CARTA ABIERTA/7: DECLARACIÓN DE LA PIRÁMIDE DE MAYO

Los dos años próximos: una eternidad metida en el pliegue diario de la historia. Espacio Carta Abierta Lunes, 21 de Diciembre de 2009 El tiempo que viene El tiempo no es una abstracción sin contornos. Imperioso, es una cuchilla que nos clava fatalmente al presente. No es posible omitir la realidad coyuntural. Juraron los nuevos diputados, estremecen los robos que desembocan en asesinatos, la prensa arrecia en sus campañas, los movimientos entre las fuerzas enfrentadas no cesan. Ante los micrófonos y en la calle se alzan voces de degüello. El gobierno rechaza las presiones y la ingerencia en la vida política nacional de un alto funcionario del Departamento de Estado norteamericano. Un nostálgico del orden dictatorial es nombrado ministro de educación de la Ciudad de Buenos Aires. Los sectores conservadores, que venían largamente agitados de antemano, han conseguido sonar verosímiles al acusar al gobierno nacional de provocar la agitación. Franjas considerables del viejo pensamiento progresista aceptan el dictamen y entregan a las derechas un inusual protagonismo. ¿Pero no hemos hablado ya de todo esto? Sí, porque en los tramos más inmediatos y condensados de la historia se presentan las tensiones del gran tiempo que se habita, las premuras, las urgencias que no dejan de conmovernos. Pero sólo es posible iluminarla si nos sustraemos de lo más evidente de esa temporalidad.

Si nos tomamos un tiempo capaz de vivirse en su maceración pasada, en la vivencia de lo heredado, pero también con una imaginación dispuesta al futuro. Hacer propio el tiempo es tan necesario como hacer aquello que ya hicimos, y en esta Carta insistimos: hacer ejercicio vivo de la palabra, juego activo con la lengua, afectuoso encuentro con sus potencias. Este ciclo que vivimos necesita replantear y fortalecer la línea persistente, pero quebradiza, de la autonomía social y popular. Se trata de hablar distinto del hablar de los medios de comunicación masivos. Distingamos nuestras urgencias de las suyas; pensemos nuestros proyectos sin sus ataduras. La coyuntura nos merece como mujeres y hombres no sometidos a sus coacciones evidentes. La crítica a los medios de comunicación es la necesaria crítica a la razón de la época y sus enseñanzas son materias reconstructivas de la comunicación tecnológica y humana. Sin ahondar en su poderosa significación, en su capacidad para crear sentido común y articular los lenguajes de las derechas contemporáneas resultará muy difícil dar la batalla cultural indispensable, esa que nos permita disputar los relatos de la patria. Se dirá que pedimos grandes encuadres históricos cuando es preciso vivir en el fervor de una coyuntura. Alertar precisamente sobre la necesidad de una mirada que abarque un ciclo mayor de tiempo es el motivo de esta Carta. Estamos ante dos años que condensan tramos de tiempo muy vastos, en los que se jugarán para el pueblo argentino los horizontes mayores de justicia, democracia y economía pública distributiva. No nos sometemos, entonces, al dictado de la inmediatez ni a la ilusión de un plan autosuficiente, pero sí reclamamos un horizonte más amplio. Hablemos pues del tiempo por venir. Contemplar más secuencias exige interpretar el momento que vivimos con más riqueza conceptual. Una épica social debe salir de este juego entre la estructura del presente y sus puntos de condensación más dramáticos; una épica social que trabaje para un vuelco consistente de la situación, porque peligra una experiencia sustantiva en la vida política de los argentinos. Su fin puede sobrevenir, amasado por fuerzas que, expertas ya en la construcción de seductores climas de apariencia diáfana, han logrado capturar los imaginarios de un amplio sector social, allí donde no se han movilizado recursos simbólico-culturales capaces de dar cuenta del presente, aglutinar la voluntad colectiva y dar para esa voluntad colectiva una épica. ¿Cuáles serían esos trazos épicos en una sociedad desmenuzada por lógicas de acumulación y consumo que sustraen las vidas de lo público? Los sectores medios urbanos que en otros momentos cultivaron la modernización cultural y política, hoy se dejan entusiasmar por el barniz eficientista de las derechas, cuando esa tintura enmascara el huevo de la serpiente: el anudamiento de la retórica securitista, la sensibilidad del caceroleo y la defensa del terrorismo de Estado. Es necesario desarmar estos complejos acertijos, porque los dos años próximos serán una eternidad metida en el pliegue diario de la historia. Con esa perspectiva, no decimos nada nuevo si advertimos que, sin tener asumida la dimensión latinoamericana, las acciones políticas nacionales se ven menguadas en su potencia y su horizonte. Las situaciones y las experiencias en las naciones de nuestra región son disímiles y requieren ser tomadas en relación al mundo histórico del que surgen, sin anteponer estereotipos de cofradía frente a las realidades singulares. Los recientes pronunciamientos electorales en Uruguay y Bolivia reafirman la persistencia del proceso histórico abierto con el inicio del nuevo siglo para los pueblos del continente, al tiempo que se inscriben en lo profundo de sus tradiciones populares y libertarias. Alentadoras situaciones reparatorias entran en pugna con diversas formas de restauración conservadora. En cada uno de nuestros países se juega hoy el destino de la región toda (Chile es un ejemplo elocuente), y el conjunto entero es puesto en riesgo cuando uno de sus eslabones se rompe. La cruda realidad del procedimiento golpista en Honduras obliga a nuevas modulaciones tan firmes como preocupadas que sepan, por un lado, desnudar las complicidades de los poderosos de siempre y, por el otro, desarmar las retóricas que esgrimiendo supuestas virtudes republicanas vienen a horadar a los gobiernos democráticos acusándolos (si han elegido proyectos de transformación) de ser responsables de un vaciamiento de esas mismas instituciones, como lo preanuncian los sordos y alarmantes ruidos destituyentes que suenan en Paraguay. Nuestro tiempo y nuestro porvenir merecen la profundización de la integración latinoamericana y la alertada denuncia de las políticas imperialistas. En la sal inmediata de los acontecimientos argentinos percibimos recrudecer las acciones de un vasto bloque político que actúa para debilitar el mandato presidencial y dar por agotado un ciclo para que llegue mortecino al 2011. No nos resignamos a que un conjunto de críticas al gobierno –a las que en ciertos casos no restamos validez–, sean el pretexto para entronizar mediocres derechismos, con sus exaltadas patronales, sus monaguillos pretendidamente republicanos y sus tribunos jacobinos que hablan por izquierda para zambullirse sin disgusto en la correntada neoconservadora. Pero no apresuremos los trazos. Muchos son los conflictos que agitan las calles de la política argentina, y verlos bajo un único régimen de significación se parece a no verlos. Algunos provienen de una extendida conflictividad social, otros de una situación inédita de polarización política, y otros expresan los temblores de una sociedad que engarza sus temores con una interpretación provista por las maquinarias mediáticas. Esto es, no debemos poner en las mismas columnas las disputas por recursos encaradas por los movimientos sociales, las acciones parlamentarias de los dirigentes opositores, las movilizaciones urbanas bajo las banderas de la seguridad. No debemos hacerlo nosotros cuando son muchos los que procuran incluirlos en una misma narración que, enlazando esas vetas heterogéneas, las haga confluir como única fuerza de demolición. No es así. Constituir otra explicitación que haga momentáneo el acuerdo parlamentario de heterogéneos grupos es necesario, así como actuar sensiblemente en dirección a las izquierdas y los progresismos sociales y políticos es ineludible para el recorrido político que defendemos, tanto como hacerlo con nuevas ideas y vocabularios. Del mismo modo, esas fuerzas están exigidas de una responsabilidad mayúscula: la de evitar su confluencia –sean cuales fueran las razones o las coartadas- con las acciones de la oposición que buscan hacer girar en un sentido regresivo el tiempo de la historia. Las necesarias argumentaciones no se constituyen en el interior de un palacio, ni siquiera en la amistad que nos reúne en un colectivo político. Requiere entramarse con los hilos diversos de la movilización social, con las palabras recreadas de los distintos grupos, con las demandas antiguas y nuevas de una sociedad dañada. Una narrativa entonces debe ser consecuencia de una novedosa estrategia de composición y de una voluntad crítica capaz de desmenuzar la actualidad y, dentro de la actualidad, los problemas que ponen en juego las nuevas derechas, pero también los que arrastran los movimientos populares y las fuerzas gubernamentales. Esta narración debe poder decir los nombres adecuados para hechos efectivamente acaecidos. No tiene derecho a obviar las palabras necesarias y tiene la obligación de proveer las que faltan para que no sean sugeridas por el equívoco, la mala fe o la ignorancia. Algunas medidas gubernamentales muchas veces se presentan despojadas del marco interpretativo que dé cuenta de su real importancia. Porque esa interpretación reclama una discusión sobre qué significan la idea de desarrollo, las formas contemporáneas del trabajo y la situación del Estado. ¿Qué son hoy las instituciones estatales? ¿Cuál es su capacidad de incidencia y realización de políticas para todo el territorio nacional? ¿Cuánto arrastran de modos burocráticos, cuando no de confrontaciones mezquinas por recursos escasos en las que la alusión a lo público es más una mascarada que una efectiva apuesta a su reconstitución? ¿Se han desprendido esas instituciones de lo que una profunda reconversión neoliberal instauró en ellas o adormecen sus contornos más nítidos bajo otra lengua ideológica? Cada una de las instituciones estatales puede verse como un terreno minado de conflictos entre lógicas distintas, y una de las deudas del momento es poder diferenciarlas para apostar a la expansión de sus núcleos más renovados. Las economías contemporáneas tienen vastas zonas de ilegalidad que permean, con sus lógicas de acumulación y de reparto, algunas instituciones. No estamos hablando de resonantes actos venales, sino de un funcionamiento que atraviesa la vida social y exige renovadas consideraciones éticas y políticas. Un Estado renovado debe surgir de estas críticas para hacer más creativos sus recursos y las posibilidades expresivas de sus propios trabajadores. Del mismo modo, la movilización social no puede considerarse sin situarla, en cada momento, bajo las preguntas de su condición y legitimidad. No para menoscabarla en nombre de una empresa ordenancista, sino para considerarla en sus ambigüedades y contradicciones. La vida democrática alberga entre sus pliegues más vitales las expresiones públicas y las luchas por derechos. La experiencia gubernamental en curso supo poner como enunciado central la renuencia a la represión. Lo sostuvo, sustrayéndose con valentía a la airada vociferación del orden. Esto no impide reconocer que los conflictos laborales, las representaciones sindicales, los movimientos sociales, configuran un mapa de reclamos por la justicia tanto como –paradójicamente- una superficie de disputa que a menudo se ve atravesada por el desdén hacia lo público en función de intereses privados o sectoriales. Nuestro país tiene profundas reservas democráticas, las tiene en su idea del conflicto, en los usos de las calles, en su sistema educativo. Y ninguna de esas prácticas está eximida del riesgo de caer en alguna forma de cooperación involuntaria con la destrucción de la vida colectiva. Un Bicentenario con compromiso social Sigamos revisando lo que acucia. Cuestiones como la de la seguridad exigen un trato capaz de abrevar en las fuentes profundas de la democracia argentina, no para negarlas en tanto problema sino, por el contrario, para sustraerlas de la gritonería linchadora. La vida en las grandes metrópolis mundiales registra la dificultad de resolver los abismos en los que caen porciones enormes de poblaciones desplazadas. Actos de violencia irracional son llevados a cabo al servicio de una economía ilegal que a veces involucra tramos oscuros del mismo Estado. Existen distintos estratos de culpabilidad para tratar esto, lo que no excluye la interpretación exacta del momento culpable en que alguien dispara un arma homicida. Es para bien del conjunto que hay necesidad de mantener una sociedad abierta, sin concesiones a las formas medievales de vindicta. Leer con perspectiva crítica una escena urbana atravesada por complejas formas de anomia y de violencia no puede hacernos soslayar la significación que estos dramas de lo cotidiano tienen en el interior de las conciencias públicas y privadas. El dolor que vuelve fundamental al tema, exige apartarlo de los argumentos premoldeados de vendetta disfrazada de nuevos ordenamientos socialmente regresivos. Son las derechas a cielo abierto las que se solazan cada vez que una voz humilde grita su desgarramiento. Argumentos que ni siquiera deben tener forma argumental: les basta con golpes comando de sensiblería y gimoteo, no el auténtico dolor de las víctimas sino el inducido por el gabinete de asesores en el marketing lagrimeante. El progresismo no ha sabido tratar estas cuestiones. Ni el problema del Estado, ni las características de las luchas, menos aún la violencia de las sociedades contemporáneas. Esa incapacidad abona la causa de aquellos que creen resolver los dramas reales con el grito de orden. No olvidar de qué modo la travesía del miedo suele concluir en el sumidero del autoritarismo y la represión socialmente aceptados no es menos imperioso que advertir la importancia de las operaciones de construcción del miedo cuando de agudizar la sensación de fragmentación en la vida cotidiana se trata. Si no se resuelve la sensación de miedo, la vida política no encuentra cuerpos suficientes para encarnarse y desplegarse en toda su magnitud. Es necesario responder con imaginación específica y trazar razonamientos de largo plazo, en estos asuntos y en todos los que inquietan y demandan soluciones concretas, sean muy visibles o no. También configurar un mapa de encuentros y alianzas que procuren la preservación de las mejores políticas desplegadas en estos años. Se requieren, por ejemplo, observaciones más agudas sobre el movimiento social y las orientaciones democráticas que se mueven en el ámbito de las representaciones laborales, y en esa dirección, son bienvenidas las medidas cautelosas pero progresistas en relación a los trabajadores del subterráneo. Esto en lo inmediato, en lo que llamamos la cuchilla del presente, pero todo punto complejo del presente irradia hacia adelante. Creemos en una Argentina con esferas y agremiaciones sindicales en las que, a la vez que resuene la voz del tradicional movimiento obrero, también los nuevos movimientos puedan esbozar sus primicias, actuando con la lucidez que requiere un país sometido al ataque de fuerzas reaccionarias bien conocidas. No hay hilos conductores pensados de antemano que puedan conducir los hechos a su puro arbitrio. Pero un sentido general de los hechos políticos puede y debe ser enunciado por parte de un arte de gobierno. Se vuelve imprescindible desplegar los trazos que vayan diseñando un proyecto capaz de irradiar convicción y entusiasmo, figuras sin las cuales la política queda huérfana de actores y prácticas fundamentales para realizar toda voluntad transformadora. Romper el hechizo neoliberal de los noventa implica regresar creativamente sobre una idea de política que sea portadora de una amalgama de sueños utópicos y de proyectos históricamente realizables. Es necesario recorrer el Bicentenario y el año 2011 munidos de una nueva imaginación pública, democrática y movilizadora. Lo solemos denominar un proyecto y más modestamente un plan, un tejido de previsiones. ¿Se le puede imponer a la historia una retícula cargada a priori? Sabemos que no. Pero una previsión general sobre el devenir puede y debe ser explicitada. Convoquemos nuevos pensamientos para hacer leyes sociales, reformemos la educación para elevar su nivel teórico y social, y para que el justo afán de sus luchas gremiales no descuide una convivencia productiva con la preservación de la escuela pública como sujeto social atesorado en la memoria democrática argentina. La realidad de la escuela pública habla, con la gravedad de un alerta, sobre el destino completo del país. Su fundación estuvo entre los logros más relevantes de una política laica y republicana que funciona como la imagen invertida de lo que llaman republicanismo las derechas contemporáneas. La actualidad de la educación pública exige una transformación profunda, capaz de retomar su sentido democrático. En la década del noventa, bajo la idea de reforma se hizo trizas el sistema educativo. No sólo por una cuestión de escuálidos presupuestos, también porque se dejó cada región y cada escuela a su suerte, y el Estado nacional se privó de la facultad de intervenir en programas, en regulaciones y en la formación docente. Porque no fue sólo un problema económico, es que los dramas de la educación pública actual no se resuelven con la bienvenida expansión presupuestaria. Son problemas no tan sólo de calidad, sino de sentido, de formación y de derechos. Porque una escuela pública disminuida es un mecanismo de profundización de las diferencias sociales, como lo prueba el incesante crecimiento de la enseñanza privada. Lejos de la escuela igualadora, estamos ante el abismo de instituciones que en muchos casos acentúan la polarización social. No decimos con esto que haya vacancias de medidas sociales destinadas a disminuir esa polaridad. Las hay y de profundo alcance. Las hay que portan una innovación profunda como son la universalización de la asignación por hijo y el programa de ingreso social con trabajo. Porque si la primera parte de reconocer el derecho de los niños más allá de la situación del empleo; la segunda sitúa un hito en las apuestas a las capacidades organizativas de los sectores populares y profundiza un vínculo virtuoso entre la vida popular y las instituciones estatales. La política es una apuesta sobre el tiempo que vivimos y el tiempo que adviene. No debe quedar encallada en la nostalgia de un pasado irreversiblemente ido ni en un posibilismo incapaz de escapar a su propia orfandad de futuro. Es así que son necesarias imaginativas movilizaciones en la ciudad y en la mente colectiva dispuesta a la aventura del pensar crítico. Un hito legal se ha instituido: la ley de servicios audiovisuales. Ahora, precisamos canales mediáticos de expresión renovada, poéticas comunicacionales y a la vez un nuevo rigor en la información que recree la objetividad pública de las noticias. Un país no puede vivir facciosamente todos los años de su historia, pues para atrás, no sabrá interpretar su linaje, y hacia delante, se deshace. La Pirámide Modesto monumento republicano, la Pirámide de Mayo testimonia un recorrido, la necesidad de evaluarlo y el deseo de no postergar el anuncio concertado de nuevos proyectos. Los gobernantes deben hacerlo. La sociedad argentina también debe hacerlo sin ira y con pasión transformadora. El Bicentenario y el 2011 no deben transcurrir huecos de imaginación. Es preciso detener a las fuerzas conservadoras que se mancomunan para el batacazo. Podremos hacerlo con despliegues públicos de la economía justa y soberana, propuestas educativas que favorezcan la lucha por el conocimiento clásico, moderno, técnico y humanístico, con nuevos horizontes del pensamiento social, científico y tecnológico. Todos podemos presentar nuestros enunciados. Invitamos a hacerlo y este es el momento. Lo decimos frente a la Pirámide, con ánimo fundador que se sabe deudor de lo mejor de su pasado, obelisco sugerente de la presencia conductora del pueblo histórico y del pueblo que busca respuestas inmediatas. Somos parte de ambos pueblos. ¿A quién le hablamos? A las conciencias desprovistas de gratuitos ensañamientos. A las conciencias provistas de la tolerancia necesaria para evaluar aciertos y deficiencias. Por suerte son mayoritarias esas conciencias. Pero es preciso pronunciar las palabras adecuadas para abrir sus corazones. ¿Estamos seguros de poder hablar? Frente a la Pirámide es necesario decir: hablar reclama del ejercicio de múltiples direcciones de discurso y acción. Pero no se trata de la comunión de todos los santos. La Pirámide deberá decirle no a las abstracciones publicitarias euforizantes que se presentan como plan de gobierno, lo mismo da un Lacalle, un Cobos, un Piñera o un De Narváez, o desarrollismos que se llaman productivos para no pronunciar –como Duhalde– el verdadero nombre de un giro a la derecha. Cualquier proyecto de transformación igualitario y democrático debe buscar sus enlaces con la anómala experiencia política abierta en el 2003. No son tolerables los retrocesos ni las menguas, como pretenden los adalides de la restauración. Pero la persistencia de los hechos más valorables no es concebible si muchos de los que dependen de su destino no son conmovidos por la revelación de ese enlace. No para sumarse o aprobar a ciegas, sino para ser protagonistas directos en un pie de igualdad de una tarea común en una etapa nueva. Habrá que bosquejar un tejido de previsiones, un proyecto sensible a las exigencias de la época, promovido a la manera de una gran convocatoria social. Ni el Bicentenario puede ser un conjunto autosatisfecho de celebraciones ni el 2011 pura reiteración de lo ya hecho. Perdura lo que cambia y cambia lo que sabe barajarse de nuevo. Se precisa una política que aglutine voluntades. Que provea un armazón de signos donde cobijar los hechos aislados, a veces necesariamente incompletos o atomizados, que caracterizan una sociedad argentina con convicciones astilladas. Es necesario admitir que las convicciones han sido suplantadas por cábalas, intrigas y maquinaciones, aunque ningún cenáculo de conspiradores pueda ser superior a la historia socialmente abierta. Sugestivo monolito, la Pirámide de Mayo tiene en su interior otra pirámide y en su exterior, la plaza que la rubrica con sus sonidos. ¿Qué escuchamos? ¿Qué intuimos? Que revistiendo una esperanza hay otra esperanza, como verdadera moral de los insistentes. Que el pueblo quiere saber de qué se trata en materias que van desde una seguridad ciudadana, que no surge de la voz de los trogloditas, a una política económica que lo tenga como protagonista, una economía con el universo de soberanías eficientes que el hilo conductor de nuestra historia siempre ha reclamado. Sin concesiones a las formas más cuestionables de la globalización. El sujeto popular, a la vez, debe ser definido como origen y destinatario de toda perseverancia y convenio político. No es una condición premasticada sino el hecho a investigar por las políticas de la hora y las intervenciones estatales. ¿Qué tipo de instituciones harían posible la participación y el protagonismo popular?, ¿qué tipo de actividad de escucha y de consideración haría posible la expansión de los derechos? La Pirámide: lugar de una invocación o de un llamado. Le habla a los que procuran ahondar las medidas de justicia desde la centroizquierda, a los movimientos sociales, a los sindicatos en su reflexión madura sobre nuevas representaciones del trabajo, a las izquierdas que unan la pasión de un legado a las duras enseñanzas recibidas, a los liberales capaces de juzgar sin odios redundantes, al peronismo en su archipiélago incesante, buscando nuevas palabras orientadoras para sostener los cambios de época y una nueva época de cambios. ¿Y cómo se debe hablar? No hay otras fórmulas que la que proviene de haber escuchado a todas estas insignias y formaciones antiguas o recientes de la sociedad argentina. Escuchemos las voces. La economía justa reclama que las explotaciones de la naturaleza, las políticas extractivas y agropecuarias atiendan los reclamos de los movimientos que cuidan la casa común del hombre. Se deben presentar los pliegos perseverantes que privilegian la emancipación y decir de qué modo en los años venideros se deberán realizar y promover esas economías de la tierra sin ofensas al medio ambiente y sin arbitrariedades en la esfera de la custodia eficaz de los recursos que provee. No en nombre de un ecologismo globalizado que considera esas cuestiones con olvido de su horizonte de realización. Más bien, desde la perspectiva de las ideas que, surgidas de los socavones mineros, las organizaciones campesinas o los saberes de los pueblos originarios, reclaman formas no destructivas del trato a la naturaleza. Una economía más justa reclama también una revisión del sistema de transporte, que coloque al ferrocarril en su centro. Razones hay de todo tipo para hacerlo. Económicas, sociales, laborales, de integración regional. Dificultades también de todo tipo: las brutales concesiones y desguaces realizados en los noventa dejaron una escena catastrófica, pueblos abandonados, vías levantadas, estaciones cerradas, material vendido como chatarra. Y otro tanto cabe decir del hospital público y las políticas de atención primaria de la salud, aún no recuperados de la devastación sufrida en los 90 con el único propósito de convertir a la enfermedad en un negocio, manejado por mafias y grupos empresarios privados que siguen cobrando millonarios dividendos y víctimas. Economía con autonomía creativa, decimos entonces. Aludimos a la revisión de lo que por momentos es sancionado como imposibilidad y al salto necesario sobre las vallas que restringen la redistribución de los ingresos. Uno de esos obstáculos continúa siendo el trabajo no registrado, fuente inagotable de inequidad y atropellos que afecta a poco menos de la mitad de la mano de obra ocupada. Tributos más progresivos y un sistema impositivo renovado son imprescindibles si el horizonte es el de la distribución de los recursos económicos hacia los más desposeídos. La reforma financiera lo es para orientar el flujo de los capitales a zonas de rentabilidad social y ampliación laboral. Nos espera un duro trabajo de demolición de los valores y las prácticas de la injusticia y de la desigualdad que se han vuelto parte de un sentido común naturalizado por los ideólogos del mercado y de su inexorabilidad incuestionable. Esfuerzos de la inteligencia y del compromiso que tramarían los hilos subterráneos de las casi desvanecidas memorias de la equidad y de la solidaridad. Los nuevos facciosos han avanzado mucho. Se presentan en nombre del interés general. Han fabricado la figura de los gobernantes advenedizos, del falsario y del impostor para señalar a una experiencia política que, sin embargo, en una fisura inesperada de la historia, originó cambios a partir de 2003, los balbuceó de improviso, indudablemente con menguas y desperfectos pero abriendo un surco sin el cual seguiríamos encerrados en la pura lógica de lo testimonial. Y muchas veces los plasmó con oportuno sentido de la excepcionalidad que encarnaban. Una parte de la sociedad y el invisible esqueleto minoritario que anima los cánones de la conflagración general contra el gobierno, combate las aspiraciones generales a la transformación de la vida colectiva. Están más activos que nunca los destituyentes mientras a los constituyentes nos hacen aparecer como errantes en un desierto por apoyar a un gobierno democrático. La palabra corrupción, la palabra seguridad, están listas para provocar el escandalizado martillazo final. Son cuestiones graves, para las que hay desechar las soluciones inmediatistas de una derecha que asume aspiraciones militantes, y las de periódicos que dan como noticia buena el fruto de un activismo social que antes repudiaban y en el fondo siguen repudiando, pero que es motivo de festejo si permite la zancadilla y el escarnio que irá a mellar los ámbitos gobernativos. La política mundial está munida sin excepciones de recursos sigilosos y economías favorecidas por tratos excepcionales realizados en las penumbras, tema sobre el cual, en nuestro caso, hay que intervenir más enérgicamente y al mismo tiempo, señalar la diferencia entre hechos reales acontecidos y el modo en que se apodera de ellos el elenco estable de gacetilleros de la desestabilización. El lenguaje ha sido detonado por dentro. La Pirámide en su intencionada mudez no puede aceptarlo. No puede ser ella el sepulcro de la memoria del pueblo argentino y la pérdida de sus nociones orientadoras de progreso y crítica. No puede contemplar pasivamente el espectáculo de los que se frotan las manos cada vez que una porción popular se opone con masculladas injurias a las mismas medidas que objetivamente los favorecen. ¡Algo grave ha pasado! A la objetividad le falta subjetividad; a la intimidad le falta constitución pública efectiva. Una parte del país recibe con apatía lo que debía reanimarlo, y los que perciben su misión reanimadora cargan vacía, demasiadas veces, la mochila del largo plazo, del lenguaje material y efectivo de la promesa a ser cumplida. Precisamos ver nuevamente la política como promesa y proyecto. Y la precisamos ver todos, incluso quienes aún no sospechan que formarán parte del tendal de víctimas de los descabezadores y aplanadores que no se detendrán en un gobierno ni en un sector social –la historia argentina es pródiga en ejemplos–, a la hora de la cosecha y la revancha. La situación actual, tan compleja que es, sigue manteniendo sin embargo una apertura histórica. Es necesario saber que las operaciones de cierre de ciclo que pululan por doquier tienen a su favor el estado real de agrietamiento en la opinión general, sometida a operaciones de escepticismo, folletín moralizador y miedo. La cancelación de expectativas es un martilleo diario. ¿No lo escuchamos presentado de muchas maneras? Con gravedad, con inocencia, con taimadas denuncias ante los gobiernos extranjeros. En el colmo de la estulticia, son acusaciones permanentes que minan la creencia pública, pues lo importante es generar el cuadro mayor de incredulidad y el hartazgo. En nombre de la política procuran la despolitización general. El enredo argentino está elaborado con la estopa de la desesperanza y la incredulidad. Desde un pastoso anonimato, gritos tenebrosos dicen ¡basta! y al no declarar su autoría parecerían una voz popular extensa cuando sólo es la saña amplificada de los juramentados a favor del gran retroceso. Es necesario crear e imaginar nuevos lenguajes. La Pirámide es símbolo laico y profundo de un republicanismo democrático y social, no de un republicanismo que haga retroceder a la democracia. En ella, la idea de patria es una memoria que viene de la infancia y adquiere la gravedad de un mejor destino para todos. Puede entonces desprenderse de las visiones que finalmente la condenan a ser mera rememoración de los hechos bélicos fundantes. Liberada de ampulosas y gastadas atribuciones, puede también acoger a todos aquellos que hoy habitan el suelo argentino y muy especialmente a los contingentes migratorios que hacen realidad, en estas calles, este momento de nuestra América. Son, por eso, la de patria y la de república, ideas capaces de tramarse con formas políticas nuevas y en gran parte ajenas a las tradiciones que aquellas palabras connotan. La Pirámide fue un lenguaje nuevo con las madres de Plaza de Mayo y sigue siendo a la vez clásico. Es la forma geométrica y conmemorativa de los antiguos, viviente en las culturas milenarias de los pueblos americanos preexistentes y de los revolucionarios que inauguraron el siglo XIX sudamericano. Este lugar nos reclama hablar de otra forma de problemas antiguos y releer la historia para tratar problemas nuevos. Los nuevos lenguajes no deben ser innecesariamente complejos ni presentados como exhalación de preclaros individuos, sino descubrimientos a los que debemos abrir nuestra conciencia. Partes redimidas de todos los lenguajes anteriores deben habitar en él. Se trata de combatir la estridencia de voces necias con una soberanía de pensamiento de los más; se trata de la emancipación siempre dificultosa de nuestros propios costumbrismos para poder hacer justicia a los hechos con la narración que les correspondería. Por la necesidad imperiosa de recuperar lenguaje y memoria, por darle curso a sueños y poéticas emancipatorias, leemos esta carta en el corazón de una patria urgida y que nos reclama intensidad reflexiva, pasión del espíritu y compromiso con el pueblo al que pertenecemos.